¡Hola lectores! ¿Cómo les va? Pues a mí bien. Hoy vengo para compensar mi entrada de Historia Friki del viernes que les fallé. Espero que les guste... Para ambientizar, probablemente les venga bien la canción "Pinwheel", del OST de Dark Souls, colocada en entradas anteriores. Ahora, sin más preámbulos, vamos a la entrada.
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-Vamos, no hay nada que perder- Le dije, sin pensar si quiera en mis palabras.
-Pero ya tenemos una vida aquí, abandonarla sería demasiado- Me respondió ella. Para mi, sus palabras no tenían igual, las mirase por donde la mirase, siempre tendrían una pequeña gota de razón. Pero esa vez no fue así. Sus palabras eran con descición, descición de evitar una eternidad juntos. Le insistí varias veces, pero ella seguía negándose. De algún modo, podríamos llamar a esta nuestra primera discusión, la primera y más hermosa de todas. Pero también la más terrible. Partir era nuestra mayor prioridad, ella era mi todo, a quien más quería en este mundo, no podía irme sin ella. Pero en ella quedaba un poco de razón, ya teníamos una vida hecha. Yo pensaba mucho en ello, y en a cuántas personas abandonaríamos, pero eso al final no me importaba, no si estaba con ella. Pero ella... No sé, tal vez era demasiado apegada a sus seres queridos. Y lo sé, habernos ido hubiera sido comprometernos con no volver. Al expresarle esto a ella, ella se resusó a oir razones. Entonces pensé en la verdadera importancia de ir al Portal. En realidad, no era totalmente necesario, no era algo primordial. Pero si la cosa seguía como estaba, debíamos ir al Portal lo antes posible. Con los engaños por parte del Gobierno, nosotros los ciudadanos habíamos pasado años con dolor y sufrimiento. El Portal era la solución. Ya miles de habitantes habían atravesado el Portal, huyendo de todo. Ninguno regresaba. Pero muchos relatadores de historias, afirmaban que el Portal llevaba a tierras fantásticas, lejos de la tiranía de un Gobierno que cambia a conveniencia del mismo. Por eso, decidí ir. Junto a ella, claro. No sé todavía como, pero la convencí. Expusimos nuestra realmente loca propuesta con nuestros seres queridos, que más que propuesta, era una realidad a punto de cumplirse. Un día antes de partir, sentí mucho nerviosismo, era como una llama que ardía en mi interior, algo que me mantenía en pie, un sentimiento de victoria, euforia, emoción. Aún no sé lo que sentía, solo sabía que estaba a punto de pasar el resto de mis días junto a la persona que más amo, toda una eternidad para nosotros. El día de partir, nos tomamos nuestro tiempo para despedirnos de aquellos que formaban parte de nuestra vida. Yo me despedí de mi padre, mi madre, y mi hermana. Sabía desde el momento en que al voltear ya no los alcanzaba a ver, que esa sería la última vez que los vería. Luego fuimos a su casa. Yo esperé afuera, sabía que ella quería pasar cuanto tiempo con su familia pudiera, y no quería ser una interrupción en tal despedida. Por mi cabeza llegaban pensamientos oscuros, que me hacían sentir enfermo. Pensaba en que probablemente llegó a casa de su familia a refugiarse, alejarse de mí, para no ir al Portal. Solamente el hecho de pensar que no tendríamos el destino que había sido decidido, me asustaba mucho. Llegué a pensar que se iría, peroi sin mi. A hurtadillas salió de su casa, y fue al Portal. Otra vez me asusté de esa idea. Y cuando ya estaba casi seguro de que había sido abandonado, ella salió caminando de su casa, con una sonrisa en su rostro. Su roja cabellera deslumbraba mis ojos, y los llenaba de esperanza. No debí dudar de su manera de cumplir promesas. Por alguna razón, simplemente corrí hacia ella, y la rodeé com mis brazos.
-Nos espera algo mejor- Le dije al oido, y ella asintió.
Entonces, retomamos nuestro viaje. Caminamos sonrientes, pero en silencio, disfrutando de lo último que veríamos de allí. La Cúpula estaba sorprendentemente vacía. Siempre que pasaba cerca de la Cúpula, habían muchas personas, comprando entrada para el Portal o ya partiendo. Pero esta vez, habían guardias caminando alrededor de la Cúpula. Nos acercamos a ellos, con curiosidad.
-¿Qué ocurre?- Pregunté a uno de ellos.
-El Portal ha sido clausurado, el Gobierno no va a permitir la salida de más ciudadanos- No tuve reacción intantánea a lo que el guardia me había dicho. ¿Cómo iba a ser posible que nos privaran de irnos si quiera de allí. Una opresión por parte del sistema, sin duda. Le dí las gracias por la información al guardia, y me retiré, sin una palabra más. Cuando llegamos a un bosque cercano, y nos alejamos lo suficiente, empezamos a hablar.
-Nos vamos, de eso no tengo dudas- Le dije. Ella estuvo de acuerdo conmigo, pero no estábamos seguros de cómo lo lograríamos. Después de plantear varias posibilidades, nos dimos cuenta de que lo único que podríamos hacer, era entrar por la puerta principal. Y luego de decidir lo que haríamos, lo pusimos en práctica.
Comencé a caminar, más bien trotar, hacia un guardia cercano.
-¡Guardia! ¡Allí, en el bosque, un grupo de personas planean atacar la Cúpula- Le dije yo, aparentando mucho cansancio.
-¿Es eso cierto a caso? ¿Cuántos son?- Me preguntó el guardia, no muy seguro de mi fiabilidad. Pero fue suficiente, yo tenía por seguro que se lo había creido.
-Son sólo tres, pero--
-Que no se diga más. Tú, acompañame- Señaló a una guardia que caminaba cerca. Yo solamente pensaba en lo bien que estaba saliendo todo. Corrimos hacia el bosque, donde les habíamos preparado una trampa. Cuando estaban más atentos a ver a su alrededor, atacamos con varas a sus cabezas, causando inmediato desmayo. Tomamos sus ropajes y los pusimos sobre los nuestros, y caminamos hacia la Cúpula. Debíamos permanecer lo más desapercibidos posible, pero eso era difícil. Todos los demás guardias nos seguían con las miradas, sospechando de nosotros. Caminar incluso era difícil, era como un mar de miradas, que dificultaban nuestro paso. Decidimos separarnos, para no llamar tanto la atención. Ya dentro de la Cúpula, pude ver como estaba todo. Parecía como si una lucha se hubiera llevado a cabo allí, una lucha tremenda, pues la Cúpula a penas y parecía mantenerse en pie. Camine hacia una puerta grande, allí seguramente se hallaba el Portal. Era todo o nada, cruzar esa puerta decidiría todo, seríamos ambos felices. La felicidad dibujó una extremadamente resaltada sonrisa en mi cara, y no lo soporté más, comencé a andar más rápido. Pero entonces todo cambió, se quebró todo en mi interior.
-Hey, el de la cicatriz bajo el ojo- Solamente yo podría ser ese alguien con la cicatriz. Me detuve en seco, y me di la vuelta. En Guardia Especial se acerbaba hacia mi, con su enorme maza colgando en su espalda.
-No te había visto por aquí- Me dijo el Guardia.
-Soy un recien ingresado verá, he decidido formar parte de aquellos que preservan la paz aquí.
-¿Y cómo has ingresado? Cerraron la admisión de nuevos reclutas hace ya dos meses- Esto me paralizó, y aunque no lo vi, sentí como mi rostro se tornaba blanco como la nieve. Sólo se me ocurría una cosa.
-Mis contactos en el Gobierno me ayudaron a entrar, a pesar de la admisión ya estando concluida- Una respuesta un tanto poco adecuada para mí, pero aceptable.
-Interesante historia, lástima que sea una mentira- Y antes de que pudiera responderle, continuó -El reclutamiento de nuevos elementos estará siempre activo, te mentí.
Ahora sí que estaba jodido. El Guardia sacó su mazo, y me atacó con él. Yo lo esquivé, con suerte.
-¡¡Intruso!!- Gritó el guardia, y corrí hacia la puerta. Para mi sorpresa, ella ya estaba aguardándome en la puerta, y la abrió. Cuando llegué allí, me di cuenta que estaba siendo perseguido por unos veinte Guardias Especiales, y unos treinta Guardias. Cerramos la puerta, asegurada con unas tablas de madera. Allí estaba. El Portal. Tan grande, tan hermoso. Cientos de colores en espiral giraban dentro del Portal. El Portal, tan misterioso, ¿Cuántos secretos ocultaría? Nadie lo sabe con certeza. Nos miramos a los ojos, oyendo como golpeaban la puerta en un desesperado intento de abrirla. Ya estaban cerca de hacerlo, debíamos dernos prisa. Nos sonreímos mutuamente, y nos tomamos de la mano.
-Vamos juntos- Me dijo, y yo asentí. Caminamos hasta el Portal, y saltamos, oyendo cómo los guardias habían logrado entrar a la enorme habitación del Portal. Y entonces, todo perdió el sentido. Caiamos, y a la vez caminabamos por la nada, por el todo. Conluímos en un bosque de colores, para subir a una cueva de varas. Y yo ya no sé que pasó después, pero sé que estoy con ella, sé que no estaré solo nunca, no si estoy con ella. Es confusa la vida en el Portal, son miles de viajes, algunos largos, otros cortos. No sé cuánto duirará, ni me importa.
FIN
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Bueno, ¿Que tal les pareció? Espero que les haya gustado, es la primera historia que hago de amor empalagoso (Pues ni tanto empalagoso, pero por ahí va) Dejen sus opiniones en los comentarios, o a nuestro Fesibuk o Tuiter. Panqueques con miel de abeja y canela, exquisito desayuno familiar, agregar café si se desea. ¡Hasta pronto!
-Guille-
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