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22/1/13

R.A.N.D.O.M. Chronicles - Episodio 1


¡Hola lectores! ¿Qué tal su día? Espero que con abundacia en alegría y galletas con chispas de chocolate. Ya sé, un fallo de dos días, ¡Seguidos! Eso es imperndonable, y no busco que lo hagan, solamente diré que estoy de vuelta. Pero para entregar malas noticias. Y es que por ciertas situaciones que no están del todo bajo mi deseo de voluntad común, no tendré medio para estar actualizando el blog. Así que sí, estoy por entrar a un "Span", que es como me gusta llamar a aquellos pequeños períodos de tiempo en el que no podemos entregar entradas por alguna razón, superior a dos días de largo. Pero que la angustia no se apodere de sus cuerpos, porque este mismo fin de semana estaré de vuelta, ¡Con una Historia Friki por día de Span! Si me voy dos días, dos historias; si me voy de aquí hasta febrero, nueve entradas (No, en serio, el fin de semana vuelvo). Y hablando de Historias Frikis, he aquí la entrega que les tengo para hoy. El inicio de una tira de crónicas, representada en seis episodios. ¡Vamos con el primer episodio de R.A.N.D.O.M. Chronicles!

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   Ray corría incesantemente hacia un lugar en específico. Llegaba tarde, a ese lugar en específico. Mientras corría y jadeaba, revisaba su reloj, con la esperanza de estar equivocado con la hora; pero para su desfortuna, no se había equivocado, y empeorando las cosas, iba ahora diez minutos tarde.
   Aceleró el paso hasta llegar a una banca en el parque. El parque se hallaba peculiarmente vacío, no del todo, pero se podía ver a simple vista que no había tanta gente como lo había usualmente. Se hallaban dos personas además de Ray en el parque; ambas estaban sentadas en la banca que era el destino de Ray. Y habló Margh.
   -¡Como vuelvas a llegar tarde a nuestros paseos, yo mismo--
   -A callar, Margh, Ray hizo lo que pudo por llegar a tiempo. ¿No es así?- Dijo Ferry, levantándose al tiempo que se estiraba.
   -Oh sí, hice todo lo que estaba en mi poder. ¡La multitud del festival está como loca allá atrás!- Dijo Ray, sentándose en el lugar que Ferry le había dejado libre. Suspirando fuerte una última vez, se dirigió a sus acompañantes. -Muy bien, ¡Enmendaré mi error con una pequeña historia!
   Ferry y Margh se vieron mutuamente sin terminar de entender lo que Ray les estaba diciendo. Margh se apresuró a preguntar. -¿Historia? ¿Desde cuando cuentas historias?
   -Pues desde hoy. Les prometo que la historia no les hará sentir aburrimiento, y mucho menos somnolientos. Venga, ¿Están de acuerdo?
   Una última mirada entre Ferry y Margh fue necesaria para que éstos asintieran con la cabeza. Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de Ray, y se puso de pie. Ferry ocupó su antiguo lugar, y Ray empezó a contar su historia.
   -Hace doscientos años casi, yo me hallaba de paseo en un pequeño bosque de--
   -Un momento Ray, ¿Doscientos años? ¿Tú? ¡Pero si no tienes más de cator--
   -¡Nadie debe interrumpir a quien cuenta las leyendas!- Ray tomó una vara cercana y le dio en la cabeza a Margh, produciendo un sonido tan seco y fuerte que hizo exaltar a Ferry. Margh, quien no tenía muchos ánimos para nada, se limitó a gemir de dolor en su lugar, mientras le suplicaba a Ray que continuara. Y así hizo.
   -Como decía, iba yo caminando en un pequeño bosque ubicado en alguna tierra asiática que no deseo recordar justo ahora.- Margh puso cara de perfecto estupor, pero no dijo nada, y se continuó escuchando la historia.- Estaba, pues, en este bosque, conversando conmigo mismo acerca de la vida. Lo cruel que es, lo lúcida que puede llegar a ser, incluso hasta lo vaga que resulta en algunas ocasiones.
>>Pero después de un tiempo, me di cuenta de algo. Caí de rodillas en el alfombrado suelo de hojas, y caí en un sueño profundo, del cual desperté una semana después.
Otra vez Margh puso cara de no entender una palabra, pero, de nuevo, se quedó callado.
-Al despertar, no me hallaba en el cálido y acogedor lugar en el que me había quedado dormido. Esta vez me encontraba en un lugar muy oscuro, mejor dicho en un bosque muy, pero muy oscuro. Alzando mis sentidos, me puse de pie, y emprendí una acelerada caminata hacia adelante. Porque si había algo que me afligiera más que mi temor a estar perdido, era la agobiante sed que quemaba mi garganta y debilitaba mis músculos.
>>En ese momento, recordé en aquello que pensé antes de caer dormido. Una revelación a mi persona tan grande que me haría caer desvanecido como muñeco de trapos. Y el mensaje resonaba en mi cabeza como cientos de campanas al unísono. “¿Cuál es mi destino?” Me decía una y otra vez; y sin darme cuenta, ya no me encontraba corriendo, ahora estaba recostado en el ancho tronco de un árbol, observando a la nada. La sed ya había desaparecido, por suerte.
>>Fue en aquel momento en el que medité tan profundamente que no medí en la cantidad de tiempo que pasaba. Horas, días, puede que hasta semanas hayan pasado, y allí estaba yo, meditando a los pies de un árbol.
   -Claro, tienes más de doscientos  años, viviste en Asia, pasaste semanas sin beber agua y ahora resulta que eres un pensador sabio de antaño.- Sin mediar palabra, Ray volvió a alzar su vara, y la embistió en la cabeza de Margh.
   -Cuando terminé de meditar acerca de mi destino, me di cuenta que es algo inexistente, y que no vale la pena pensar en ello.- Margh, recuperándose del dolor, soltó una pequeña risa un tanto burlona. -Al llegar a esta conclusión, el frío bosque fue adquiriendo una gama de colores más cálidos. Pronto pude escuchar un ruido fuerte que se aproximaba, pero no sabía de qué se trataba.
>>El sonido me era familiar, es como si lo hubiera escuchado antes, pero repito, no podía recordar qué era. No fue necesario recordarlo, pues al ver la enorme pared de agua acercándose hacia mi con la velocidad de un gran río, identifiqué claramente el sonido de agua saltando  y chocando. Segundos más tarde, el río me atrapó y me llevó en su corriente.
>>Pasé varios minutos así, sin hacer nada, bajo el agua. Me dejé llevar por la corriente mucho tiempo, diría que demasiado, pero no me importaba; después de meditar tanto, aprendí que tal suceso tendría un por qué. Y claro, estaba en lo correcto.
>>La corriente me arrastró hasta una pequeña isla en el medio de un lago. Con pesar y brazos cansados, me levanté del caliente suelo, y observé a mi alrededor. La isla estaba flotando, no estaba unida al subsuelo marino del lago. Pero esto no era lo sorprendente, ya que lo que en verdad dejaba la boca abierta era la enorme torre de acero que se levantaba justo en el centro de la isla.
>>Yo, esupefacto, caminé hacia la puerta de la torre, por la curiosidad que me transmitía aquella edificación. Pero al llegar a la puerta, me di cuenta que no había en realidad puerta. Así que me senté, y esperé. ¿Cuánto tiempo esperé? No sé, fue tanto. La isla se movía lento, al paso de los cuantos peces que la rodeaban. Todos los días al atardecer me encontraba frente a lo que parecía un paisaje paradisiaco lleno de vida y hermosura. Y vaya que era hermoso aquel paisaje; tonos naranjas por todo el lago, y una cálida sensación de seguridad que me incitaba al sueño; y justo cuando me derrotaba el sentimiento de somnoliencia, dormía, y no despertaba hasta el amanecer del día siguiente. Fue una época maravillosa de mi vida.
   Margh y Ferry miraban con atención a Ray, en busca de saber qué ocurrió después. Luego Margh se dio cuenta que lo que esperaba era inútil, ya que esa historia no era si quiera real. Ferry observó cómo Ray callaba por un largo rato, y justo cuando se disponía a preguntarle por qué se detuvo, Ray continuó.
   -Entonces, después de cierto atardecer hermoso, el sueño no se apoderó de mí. Esta vez me acobijo y abrazó, pero no me dominó, como ya lo había hecho los días anteriores. Al no sentir el habitual sueño, levanté mi cabeza en dirección a la torre, y allí vi como un enorme arco de madera servía de entrada para la monstruosa estructura de acero.
>>No tuve que pensarlo dos veces, ya que en el acto me hallaba de pie, caminando hacia la misteriosa entrada. ¡Quién sabe qué me aguardaba en aquella torre!
>>Y estaba allí, frente a la puerta. Levanté mi brazo para dar los golpes correspondientes a mi llamado, pero antes de poder moverme más, la puerta se abrió por si sola. Asustado de muerte, di un salto hacia atrás, sin poder gritar. Después de un tiempo, no vi más movimientos procedentes de la puerta, y eso me aseguró que nadie estaba allí, más que yo. Otra razón para echarme a correr lejos de la torre.
>>Pero la cobardía fue un factor que se esfumaba con cada noche en la soledad que me aguardaba después del atardecer. Así que después de tanto tiempo, mi valía era tal que di varios pasos al frente, y entré a la torre.
>>El interior era muy obscuro, no llegaba a ver la más mínima señal de luz. Cuando me disponía a ir fuera en busca de algo para encender mi camino, la puerta se cerró de golpe. Fuera cual fuera mi valía entonces, no tuvo significado, pues me aterrorizé tanto que corrí hacia adelante tanto como pude.
   Margh rió un poco, pero luego recordó que la historia no le interesaba, y callo en seco. Ferry si que dejó salir una notoria risa, y al terminar, Ray continuó.
   -Como decía, corrí y corrí por el inmenso interior de la torre. No hallaba hacia dónde me dirigía, y el miedo empezaba a aflojarse. Después de un rato, me detuve y me senté, allí en el helado piso de metal.
>>-Sea lo que sea esto, no llegaré a ningún lugar corriendo a lo bestia, ¿Verdad?- Pregunté por lo alto. Lo siguiente me sorprendió.
>>-Correcto.- Me dijo una voz de procedencia desconocida. Abriendo mis ojos y agudizando mis oídos, me dispuse a poner total atención a mi entorno. Logre ver que me hallaba en una especie de sala común, rodeado de muebles y sillas. Eso si, no eran más que simples siluetas, y no podía decir nada en concreto todavía; estaba practicamente ciego. Al ver hacia arriba, distinguí una leve luz proyectada en lo alto. Era una luz blanca y muy tenue, por lo que concluí que era el cielo nocturo del exterior. Una fracción de la Luna se distinguía por una sección del agujero.
>>Fue entonces cuando, de pronto, sentí que mis ojos quemaban y mis parpados pesaban como rocas. Mi cabeza dio vueltas y me dejé caer de espaldas. A pesar de lo incómodo que me resultaba aquella postura en la que me hallaba, no le importó en lo absoluto a mi cerebro, quien cayó inconciente en el acto. Dormí por quién sabe cuánto tiempo.
   -No importa la situación en la que te encuentres, siempre terminas durmiendo por un tiempo indefinido. Lo único que veo en la historia es a un holgazán, ¿No es así?- Ray miró con ojos felices a Margh mientras éste decía sus palabras. Ray, todavía con una cara de inocencia, estiró ambos brazos hacia adelante. Luego hacia atrás. Y mientras devolvía sus brazos a su posición original, dejó que su brazo derecho se avalanzara hacia el frente con tal velocidad que Margh no fue capaz de evadir o bloquear el salvaje puñetazo que se estrelló en su abdomen. Tosiendo y respirando fuerte, Margh cayó al suelo.
   -Espero que no hayan más interrupciones.- Dijo Ray, sonriendo. Margh se quedó en el suelo unos momentos, y después de un suspiro grande y profundo, se puso de pie y se sentó en su lugar. Después de un “Bah…”, Margh se recostó en la banca y vio a Ray mientras éste empezaba a hablar de nuevo. -Desperté en la penumbra de nuevo, guiado solamente por la escasa luz que se cernía sobre mí. Me puse de pie con dificultad, y estiré mis extremidades. Luego vi hacia arriba.
>>Mis ojos se abrieron con fuerza al ver que la Luna estaba ahora cubriendo todo el agujero con su luz, permiténdome observar mejor mi alrededor. Al bajar mi vista, lo primero que vi fue un obscuro pasillo justo frente a mí, el pasillo por el cual había entrado a tan misteriosa habitación. Luego mis dudas acerca de la sala común fueron despejadas, porque vi que claramente no era una sala común. Era nada más y nada menos que una habitación, con una enorme cama a mi derecha, y sillas colocadas frente a un gran guardaropa, un espejo sobre él.
>>-¿Qué hago aquí?- Me pregunté a mi mismo, mientras caminaba hacia la cama.
>>-Aprender, ¿Qué si no?- Me respondió la voz que me había respondido antes de caer dormido en el suelo. Esta vez, en lugar de provenir de la nada, provino desde atrás de donde me encontraba. Tomando cada pizca de valor de mi cuerpo, volteé mi cabeza para encontrarme con alguien que parecía ser algún monje zen. Vestía una túnica que, a pesar de la vaga luz, pude distinguir como azul claro. No tenía cabellera, y diente salía de su cerrada boca. Me fue difícil contener la risa ante tal personaje, que representaba bien a los mojes zen en aquella época. Oh, acabo de recordar un chiste sobre los mojes que me contó Thorn en su taberna. Verán, era una foca albina, que se encuentra con su tía mosca--
   -No hay que interrumpir la historia, ¿No?- Dijo Margh, sin perder su cara de seriedad ante Ray. Ray le devolvió una sonrisa.
   -Exacto, Margh. Está claro que tienes interés por la historia.- Margh quiso negarlo, pero se contuvo; no quería inciar otra discusión. -El presunto moje zen, pues, se acercó a mi y me dirgió la palabra.
>>-No te asustes, me llamo Lei y estoy aquí para instruirte. Aprenderás lo que será la llave de tu destino.- No había tomado seriedad en sus palabras, hasta que mencionó la palabra “destino”. Fue entonces cuando no tuve más opción; tenía a mi destino justo frente a mí, ya no podía evadir pensar en él. Así que no hice más que tenderle mi mano a Lei, y éste la tomó. Dos segundos más tarde, la habitación se esfumó y estabamos fuera de la torre, en la pequeña isla flotante.
>>Lo que me sorprendió fue descubrir que aquí afuera era de día, razón por la cual sentí como mis ojos se lestimaban al recibir la luz. Lei posó su mano en mi cabeza, y así como la luz de un fogonazo dura menos de un segundo, también el dolor desapareció de mis ojos, dejándome ver otra vez sin temor a sufrir.
>>-Me temo, querido aprendiz, que no tengo mucho tiempo, y por más que me gustaría llevarte por el camino apropiado, no tengo más remedio que instruirte bajo las enseñanzas más rápidas que puedo ofrecerte.- Después de decirme esto, Lei puso su mano frente a su cabeza, y cerró sus ojos. Con el tiempo, su mano fue rodeada con un orbe blanco. Acto seguido, agarró mi cara con su mano, estando ésta aún rodeada por el orbe. El orbe desapareció, y yo no sentí más que el ardor del impacto de la mano contra mi cara, pero contuve mis intenciones de gritar de dolor.
>>-¿Qué has hecho?- Le pregunté, mientras retiraba su mano de mi cara y adoptaba una pose extraña. Pose digna de un monje zen, pensé. Pero luego de terminar de reir en mi mente, Lei cambió rápidamente de pose, esta vez propulsando un rayo rojo desde su brazo extendido. El rayo no solamente era rojo, ya que con el tiempo variaba su color a obscuros tonos de megenta; además, otros pequeños rayos blancos rodeaban el rojo principal mientras éste se extendía. La longitud de la emanación de poder llegó hasta la mitad de la torre, y un fuerte estallido le siguió al impacto.
>>Yo, como cualquiera lo haría me alejé de la torre, temeroso de la caída de escombros. Pero cuando me alejé lo suficiente para darme vuelta y ver la dañada torre, pude ver como ya no había torre. No más edificación magnífica de metal. Ahora solamente quedaban escombros y grandes trozos de acero.
>>Con cara de haber visto la muerte, giré mi cabeza hacia Lei. -No saldrás de aquí hasta que termines de controlar apropiadamente el “Rayo Gamma”. Buena suerte.- Luego soltó un grito de dolor y cayó al suelo. Comenzó a desvanescerse gradualmente desde su cabeza, y terminó en sus pies.
>>Lentamente, fui dándome cuenta de mi destino. No era el simple destino de cualquier persona; era, y ES el destino de alguien que cambiará el mundo.
Ray quedó allí, con el puño alzado al cielo y una expresión de total satisfacción en su rostro. Ferry y Margh esperaron, en vano, el seguimiento de la historia.
-Ah, sí; fin.- Y Ray reverenció levemente hacia sus acompañantes. Ambos, Margh y Ferry, miraban a Ray con una cara poco decifrable. Ferry habló el primero.
   -Excelente historia Ray, deberías dedicarte a hacer obras de teatro o algo así. ¿Qué pasó luego, con tu entrenamiento?
   -Pues, ¿Qué no me ves aquí, fuera de la isla?- Una sonrisa orgullosa se dibujó en el rostro de Ray mientras decía estas palabras.
   -¡Oh, por favor Ray!- Dijo Margh desde su asiento. Se levantó y miró a sus compañeros de pies a cabeza. -Hemos perdido mucho tiempo con esta historia tan falsa como las focas albinas. ¿Vamos a nuestra caminata, o no?
   -Claro que sí Margh, no te exaltes.
   -Sí, Margh. Yo solamente quería compartir con una importante parte de mi vida con ustedes. No tenía intención de molestarte.- Margh quedó con cara de idiotez frente a Ray por unos segundos, y luego se fue caminando, murmurando frases de odio.
  -Se le pasará para mañana.- Dijo Ferry, empezando a caminar después de darle unas palmadas en la espalda a Ray. Éste asintió, y también empezó a caminar.


Episodio 01 - Ray => FIN

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¡Ray es todo un misterio! Entonces, salió de la isla, ¿Eh? ¡Esperad con ansias el segundo, si les gustó! Si lo odiaron, saben que pueden dejar esa opinión (Por más llena de odio que esté) en los comentarios. O, también, a través de piruletavencida@hotmail.com. O, también, a través de Feisbook. O, también, a través de Tuiter. O, también, a través de Google+. O, también, a través de la interconexión mental que nos une a todos. Eso me recuerda a cierta historia... No olviden alimentar a los peces, recomendarnos con TODOS, beber jugo de papaya y lavarse la cara constantemente con jugo de limón. Que Ponto os protega. ¡Hasta el fin de semana!

-Guille-

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