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18/5/12

Fighting Sephiroth - Episodio 7

¡Hola lectores! ¿Cómo les va? Bien de seguro. Yo ahora vengo con mi entrada de Historia Friki, para cumplir con mi entrada diaria. Ya voy por el episodio 7, que emoción (*Baile de felicidad*). Ignoren mi baile, mejor vamos a la historia.

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La noche transcurrió serena y tranquila, sin mayor ruido. Algunos pequeños animales correteaban junto a Darrel, aprovechando que estaba dormido para poder jugar sin ser atacados. Habían distintas corrientes de viento que transcurrían en todas direcciones, todas llevaban consigo un frío que estremecía. Darrel temblaba, se había quedado dormido después de su exhaustiva batalla con el leopardo, ahí tendido en el helado suelo del bosque, sin refugio. Después de darse cuenta del oculto mensaje de Cokhmah relacionado con su elemento, caminó unos cuantos pasos, hasta quedarse dormido de golpe. Estaba soñando algo, algo muy inusual. En el sueño, él se encontraba dentro de su tienda en el campamento, cubierto por muchas mantas que retenían perfectamente su calor corporal. Sonaba una canción en violín como fondo, él la escuchaba atentamente, con los ojos cerrados, con actitud relajada. No sabía de dónde venía, pero sonaba, y él era feliz con ella. Entonces entró su madre, sonriente. Se acercó a Darrel y le sonrió aún más, mientras le abrazaba. Darrel era tremendamente feliz en ese sueño. De pronto, la música se detuvo y las mantas desaparecieron. Su madre se separó de él, asustada de algo, pero Darrel no sabía de qué. Darrel sintió mucho frío, y comenzó a temblar, mientras su madre aún lo veía con ojos horrorizados. Cuando Darrel intentó abrazar a su madre, esta se apresuró a salir de la tienda. Darrel le siguió. Al salir, Darrel admiró un paisaje terrorífico. Parecía ser que estaba frente un enorme bosque en llamas, y además estaba lloviendo. La lluvia no era normal, esa lluvia lastimaba con cada gota, como pequeñas piedrecillas que impactan a gran velocidad. Darrel buscó con la mirada a su madre, quien estaba corriendo lejos de allí. Darrel cayó en suma tristeza, y cayó de rodillas, con la mirada baja. Lo que no se esperaba, era encontrar su reflejo en un charco de agua que estaba frente a él. En el charco se mostraba a un joven de unos dieciséis años, con líneas púrpuras que dibujaban una extraña figura por toda su cara, cada línea brillante como bombillos. Darrel, en ese instante, despertó. Estaba sudando, a pesar del frío que había en el bosque. También estaba llorando, pero no sentía tristeza alguna. No tenía razón para estarlo, no recordaba lo que había soñado. Vio a su alrededor y observó como unas ardillas, dos veces más grandes del tamaño normal, lo miraban con incertidumbre. Darrel les vio a los ojos por unos segundos, luego volteó la mirada hacia el suelo, y se dispuso a acostarse nuevamente. Le fue imposible conciliar el sueño, el frío era devastador, no podía relajarse un momento. Temblaba mucho, y las ardillas se dieron cuenta de esto. Una de ellas se posó frente la cara de Darrel, quien la miró por unos segundos, y luego le dijo:
-Tengo frío.
La ardilla corrió hacia un árbol y lo trepó hasta la rama más baja. Darrel al inicio no comprendía lo que la ardilla estaba haciendo, primero supuso que huyó de él. Pero no fue así, y se dio cuenta del verdadero propósito de la ardilla, al notar como las corrientes de viento cesaron.
-Puedes controlar el viento. Muchas gracias, has sido de mucha ayuda.
Justo en ese momento se sintió muy agradecido con la ardilla. Pero ahí no terminaba, las demás ardillas se colocaron junto a él, y con algunos movimientos, lograron encender una pequeña fogata, que le proporcionó a Darrel el calor suficiente para no morir de frío. La amabilidad de aquellas ardillas era satisfactoria para Darrel, quien les agradeció una última vez, antes de volverse a quedar dormido. La noche siguió su curso normalmente, las ardillas encendían la pequeña fogata cada vez que esta se apagaba, y la ardilla de viento se relevaba con otra, para no cansarse tanto. Por alguna razón, las ardillas se sentían felices de ayudar a Darrel a que continuase durmiendo. Pasaron dos horas, y entonces los primeros rayos de sol empezaron a cubrir Mirh, y a entrar en el bosque, despertando a las primeras aves que saldrían al cielo a armonizar los oídos de las personas con sus incesantes melodías. La ardilla de viento se dio cuenta que el viento ya había cesado, y se reunió bajo el árbol con sus compañeras. Decidieron que una de ellas despertaría a Darrel, mientras las demás se iban en silencio. La ardilla que se quedó se acercó a Darrel, y meció su larga cola en su rostro, despertándole.
-¿Qué, ah?- Fueron sus palabras, y recordó la ayuda de las ardillas durante la noche -Hala, si tu y tus amigas me han ayudado ¿No? Pues gracias por todo, y diles a ellas que gracias.
La ardilla asintió y se fue. Darrel estaba sentado, admirando el inmenso bosque en el que se encontraba. Sentía mucho frío, no tanto como lo hizo durante la noche, pero si era molesto, y se preguntaba por qué los rayos de sol no le proporcionaban más calor. Claro, porque él no podía sentir calor. El fuego que hicieron las ardillas calmó su frío, mas no le dio verdadero calor. La amabilidad de las ardillas apenó a Darrel, y aparentó sentir calor para no rechazar la ayuda. Se puso de pie, y comenzó a caminar, a buscar nuevamente el campamento. Su principal preocupación fue el hambre; Estaba hambriento. Entonces pensó en comer bayas silvestres, había un arbusto cerca de él, y recurrió a sus frutillos como fuente alimenticia. La bayas eran amarillas, con manchones rojos. A Darrel no le inspiraban mucha confianza el comerlas, pero su hambre era tal, que lo hizo. Eran ácidas, pero muy jugosas, y en cierto modo, un tanto deliciosas. Darrel comió diez que estaban en la superficie del arbusto, ya que las que se encontraban en lo más profundo estaban protegidas por decenas de espinas, y prosiguió su camino.
Darrel pensó entonces en algo preocupante: Lo estaban buscando. Para aquella hora ya estaría entrenando, era la rutina. Pero esta vez no estaba en su tienda, esperando instrucciones de entrenamiento, estaba en medio del bosque, sin ningún medio de orientación por el cual encontrar el camino de vuelta. Estaba solo. Y no solamente eso, se encontraba más que vulnerable a cualquier ataque de alguna creatura salvaje que le atacara sin razón, como el leopardo de la noche anterior. De repente, llegó a escuchar unos pasos que se acercaban, cada vez más rápidos. Se estremeció, y luego de pensarlo por milésimas de segundo, se puso en posición de batalla, esperando a su oponente.
Otra creatura salvaje. Pensó, y ciertamente estaba temblando, no sabía lo que le esperaba. Pero algo ocurrió, algo que lo dejó fuera de combate, algo demasiado doloroso para él. Su estómago comenzó a retorcerse de dolor, y Darrel junto a él. Allí estaba, en el suelo, esperando a su oponente a atacar. Pero no pudo esperar mucho más, porque su vista se nubló, y antes de desmayarse vio la silueta que se le acercaba y escuchó sus palabras.
-Joder, creo que comió una fruta Salak…- Y, por supesto, Darrel se desmayó.
Despertó en lo que parecía ser su tienda, todavía con mucho frío. Se sentó con mucha pereza, y estiró sus brazos. Estaba de vuelta, ya no tenía de qué preocuparse, salvo del seguro regaño que le daría Caitlin. Cuando por fin se dispuso a salir, Darrel notó que junto a su cama, que estaba hecha de cinco mantas apiladas y una almohada, había un abrigo grande. Era una versión grande de sus ropajes, combinación de azul y negro. Se lo puso y salió. Lo primero que pudo ver fue a Carsten sentado en un tronco cortado de árbol, con un plato de comida en su mano. Él se levantó, y acto seguido caminó hacia la posición de Darrel.
-¿Estás bien? ¿Herido? ¿Hambriento si quiera?- Darrel negó con la cabeza a las dos primeras preguntas, y luego asintió con ganas a la última -Pues claro. ¡Caitlin, ya ha despertado, tráele algo de comer!
-¡No soy una sirvienta!- Respondió Caitlin de dentro de su tienda -¿Ya ha despertado dices?- Caitlin salió de su tienda con un plato de comida que se veía exquisita a los ojos de Darrel. Luego comenzó a caminar a la posición de Darrel -I-DIO-TA- Le dio a Darrel un fuerte golpe en la cabeza con cada sílaba que pronunciaba.
-¡Eh, que no he muerto! ¡Solo me he perdido!
-¿Sabes a caso lo que significa perderse en este bosque sin un acompañante Psiquer neutral?- Dijo Caitlin, esperando la obvia repuesta de: “La muerte”.
-¿Psiquer neutral?- Respondió Darrel, ignorando la pregunta e interesándose más por el nuevo concepto.
-Ahh… ¡Los Psiquers como yo que no manejan elementos! Si vas al bosque sin un acompañante así, lo más seguro es que mueras. Tienes mucha suerte de seguir con vida- Los ojos de Caitlin parecían que iban a estallar en cualquier momento, y a Darrel este detalle le asustaba. No había visto a Caitlin tan enojada en el tiempo que llevaban conociéndose.
-Supongo… Que lo siento- Respondió Darrel, intentando salvar su situación. Tenía la duda de por qué era tan importante estar con un Psiquer neutral al estar en el bosque, pero debido a la situación, prefirió no decir nada.
Se quedaron los tres parados como si nada por unos momentos, luego Caitlin le dio su comida a Darrel, quien se sentó a comerla vorazmente. Pasaron diez minutos, en los cuales Carsten le dijo a Darrel que le esperaría no muy lejos de allí para seguir con el entrenamiento. Justo cuando Darrel terminó de comer, Caitlin habló.
-Quédate detrás de Carsten, son fuertes- Y luego corrió hacia donde estaba Carsten -¡Carsten! ¡Atravesaron mi barrera, prepárate!- Después de oír eso, Carsten se incorporó y materializó con fuego lo que parecían ser guantes rojos, y se los puso.
-Vaya, así que no eres tan débil como para no poder sentir nuestra presencia, ¿Eh? Pero eso no importa, tu barrera era mediocre y casi inútil, ¿No es así Coby?- De entre la neblina que había entre los árboles, salió el joven que seguía con interés a Darrel, con Coby junto a él -No vengo por ustedes, así que guarda esos guantes.
-Precisamente por eso no guardaré los guantes, porque no vienes por nosotros- Dijo Carsten, claramente defendiendo a Darrel -No te dejaré avanzar.
-Venga, no estorben mi camino. Coby, hazlos caer- Coby asintió y extendió su brazo hacia Carsten y Caitlin, y susurro dos palabras.
-Mind’s Refuge- Acto seguido, Carsten y Caitlin quedaron con los ojos abiertos como platos, sin mostrar movimientos. Parados allí, sin parpadear si quiera.
-Buen trabajo Coby, mantenlos en ese estado hasta que termine yo por allá- Y comenzó a caminar hacia las tiendas de campaña. Allí estaba Darrel, viendo la situación desde la lejanía, ocultándose tras la tienda de Caitlin y Carsten. Retrocedió hasta estar en la puerta de su tienda, dejándose al descubierto para el joven, quien sonrió al verle -Así que tú eres Darrel Gray, el participante más joven del torneo- Darrel solamente supo verle desde su tienda, sin otra reacción -Parece que estás ligeramente confundido. Verás, mi nombre es Cloud, y soy tu primer oponente en el torneo. He venido a… Bueno, darte una paliza. ¿Crees que ganarás este torneo? No lo creo, Water Dart- Entonces, un pequeño chorro de agua recorrió el camino entre Cloud y Darrel a una increíble velocidad, dándole en el pecho a Darrel. El agua causó un corte un poco profundo.
-¡AGH! ¡Eso dolió, bestia!- Gritó Darrel, cayendo de rodillas al suelo-
-Y no has visto nada- Dijo Cloud, mientras corría acercándose a Darrel -Water Kick- La pierna de Cloud se cubrió de agua, y le propinó una patada anormalmente rápida a Darrel en el mentón, levantándolo del suelo -Me esperaba que fueses débil, pero no creía que tanto. Venga, levántate y dame algo de pelea- Darrel no sabía que hacer, esa patada le había dejado mucho dolor, no se podía mover con facilidad. Entonces, recordó la pelota blanca que le había salvado la vida la noche anterior. Esa era su solución final, su última carta, pero había un pequeño problema: No sabía como activarla.
-¿Por qué haces esto?- Le preguntó Darrel a Cloud, mientras se levantaba como podía -Hay muchos otros participantes de quienes te puedes aprovechar, ¿Por qué a mi?
-¿Por qué? Heh, eso es fácil. Hydro Punch- Cloud le dio un puñetazo recubierto con agua a Darrel en el estómago, haciendo que volviera a caer -Todo se deriva de mi principal objetivo en el torneo: Ser el concursante más joven, además de ser el ganador. Yo no pienso en los demás, yo deseo ganar, pero no solamente ganar, sino también hacer algo característico, algo diferente, para incrementar mi sentimiento de victoria, en este caso, ser más joven que los demás. Ahí entras tu, y tu baja edad. Ahora toda la atención está puesta en ti. ¡¡Water Kick!!
De nuevo pateó a Darrel, esta vez dejándolo tendido en el suelo, sin ganas de recuperarse.
-Escoria, ya nos veremos en el torneo, y te mataré- Cloud se dio la vuelta y comenzó a caminar.
Darrel estaba en el suelo, sangrando, con mucho dolor. En esos momentos él solamente sabía una cosa: El torneo lo iba a matar. De nuevo, sintió como todo se volvía un inmenso vacío, y cómo todo se veía que no tendría esperanza, ni salida. Entonces recordó a Carsten y Caitlin. Por alguna razón, pensar en ellos solamente hizo que se sintiera peor. ¿Qué le dirían si le vieran en aquél estado? Estarían sumamente decepcionados, y se alejarían de él, al ser un inútil. En este punto,  Darrel ya sintió enojo y frustración. Luego, recordó lo que había decidido dos días atrás, entrenar duro  para ganar el torneo, sin problema alguno. Más enojo todavía, por no cumplir eso. ¡Le ayudó un Sephiroth a adquirir poder y no lo sabía usar! Eso terminó de enojar a Darrel.
-Coby, ya puedes… ¿Qué fue ese sonido?- Cloud se volteó y quedó sorprendido de lo que vio. Algo simplemente fascinante. Darrel no se hallaba de pie, estaba flotando. Sus ojos eran blancos y brillantes, con expresión de enojo. Sus puños estaban rodeados de tres aros blancos cada uno. Y estaba siendo rodeado de lo que parecían ser pequeños trozos de hielo, que flotaban junto a él. Luego habló, con una voz más profunda que lo habitual.
-¿Quieres pelea? Ven por ella.
-Hielo, ¿Es eso posible? No importa eso, al fin tendré una batalla seria contigo.

Episodio 7 - Frío => FIN 
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¿Ya sabes el elemento de Darrel? Si no, por favor,  mátate vuelve a leer toda la historia. Esto me pone emotivo, lo de llevar una serie (Cutre y fea, pero serie) y eso. Nos acercamos al episodio diez, y quiero aclarar que esto es especial para mí pues nunca en mi vida había llevado un trabajo que se divida en episodios hasta el décimo, es más, pocas veces pasaba del primero. Por cierto, cuando lleguemos al décimo episodio, les daré la descarga en exclusiva de los diez episodios, y alguna que otra sorpresa. Así que por eso, no se separen de PV, y recomiéndenla con TODOS, alimenten los peces y no olviden... Bueno, ya escribí mucho hoy, mañana les compenso la receta. Viciocillos, que Eros os guíe. ¡Hasta luego!

-Guille-

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