Vaya, pues así de fácil me resulta nostálgico volver a ver la pantalla de edición de entradas, que por mucho más de un año sirvió arduamente a un par de soñadores que creían en un sueño ilógico e irreverente. Hola queridos lectores, los que queden de ellos, aquí está Guille, conmemorando las 50,000 visitas de Piruleta Vencida, y de paso la entrada 700. ¿Vamos a ello?
Pasó de largo, ninguno de los dos nos dimos cuenta, pero Piruleta Vencida hace meses que pasó de la visita 50,000.
Ahora mismo las visitas rondan el 57,000, ya tirando a los 60 y no hubo ningúna celebración, ni una palabra, sobre los sobrios 50.
Pero qué edad es el 50, ¿No? Ya has tenido una vida plena, llena de experiencias y alegrías, pero aún no estás cansado de ella y aún ves hacia adelante, esperando más, dispuesto a soportar más, entregado aún a lo que depare el futuro.
Y lo cumplimos, llegamos al tremendo 50, un número que al iniciar este proyecto nos parecía ridículamente lejano y obsceno de imaginar; cuando evolucionó el proyecto, seguro pensabamos en 50,000 visitas como una minucia, algo de lo que pasaríamos rápido pues nuestro crecimiento sería exponencial y no tendría relevancia a nuestro destino final.
Pero ahora que de verdad pasó como minucia, y no por victoria, sino por abandono, no puedo dejar de pensar en lo enorme, gigante incluso, que terminó siendo ese número.
50,000 personas se dignaron a tomar cinco minutos de sus vidas para leer un par de párrafos que hablaban de meras irrelevancias y, de tanto en tanto, estupideces.
50,000 personas que llegaron a leer las líneas "¡Hola queridos lectores!" o "Imagen de relleno", y que algo se llevaron de la entrada.
50,000 veces que Jorge y yo celebramos a los cuatro vientos nuestra victoria, nuestra futura victoria y las que vendrían después de ella.
Y ya no más, Piruleta Vencida está ahora en un estado catatónico, incapaz de reaccionar a lo que tiene de frente.
Muerte, por supuesto.
Pero no; vean, eliminar el blog toma 1,23 segundos de mi existencia para presionar un botón de borrado y otro para confirmarlo, mientras que continuarlo a flote me llevaría, posiblemente, toda la vida.
Y no me he hecho famoso por tomar el camino con más trabajo por delante; que soy flojo, vamos.
Pero vuelvo al 2011 y veo al par de idiotas soñadores que empezaron el blog, los veo a los ojos y noto el brillo en sus ojos, el sabor de sus palabras y la intensidad de sus sueños.
Y me apiado, me quiebro.
Una piruleta no está realmente vencida hasta que se deja en un cajón por un tiempo indefinido.
Que Malkhut los guarde y resguarde.
-Guille-
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